INSTRUCCIONES PARA PEDIR LA MANO DE LA NOVIA
El principal punto para lograr este objetivo es tener una
novia y a su vez, que esta novia tenga un padre y no otra cosa. Dedicaremos
primero unas breves palabras a la figura de la madre ya que –como está comprobado-
esta figura es totalmente negativa.
Tomando en cuenta a la mencionada señora, la prioridad
será mantenerla alejada de toda posibilidad de interferencia en tu diálogo con
el padre. Tendrás que convencer a tu novia de que la lleve a un lugar apartado
del sitio de reunión y la mantenga entretenida. Puedes hacer que la encierre en
el baño, pero esto dependerá de tu capacidad de convicción. Otra posibilidad de
distracción es dando un dinero a tu cuñado, es decir, comprando la voluntad del
hermanito menor.
Ni por asomo se te ocurra llevar ocultas entre tus ropas
alimañas del tipo de ratas o lagartijas para soltar en la casa, porque si bien
esto, sin duda, atrapará la atención de tu suegra, también pondrá los nervios
de punta de tu suegro, a quien necesitas relajado y cordial.
Lo primero es tu apariencia. Si tienes el cabello largo,
escóndelo tirante y bien atado, bajo el cuello de la camisa y no te muevas
mucho, por las dudas. Si tienes barba, arráncala por esta vez. Si llevas
bigote, recórtalo prolijamente y quítate esos pelinchos que se te meten entre
los dientes, pues darás una imagen repugnante. Si sufres de incontinencia, ve
al encuentro en ayunas y no aceptes nada, no sólo notarán tu modestia (aunque
sea falsa) sino que además evitarás un posible envenenamiento de la señora
mayor, antes mencionada. Báñate aunque te produzca asco y especialmente asea
bien tus patas, porque aunque no lo notes, ese olor se siente de la otra
cuadra. Recuerda que es imposible que no transpires como un orangután en celo,
aunque sea un tórrido invierno, pues estas situaciones son las mas espantosas
que podrás tener en toda tu miserable vida. Vístete, no lo olvides.
Antes del encuentro sácale a tu novia todos los datos
posibles de su padre. Si es necesario, embriágala para sonsacarle las miserias
mas ocultas de la familia. Ve preparado, para una batalla es imprescindible
conocer el territorio del enemigo. En la presentación que tu novia hará,
muéstrate respetuoso y seguro. No masques chicle como un idiota y si tienes
tendencia al tartamudeo, ponte en la boca un pequeño guijarro como hacía un
griego en la antigua antigüedad. Eso si, no lo muerdas. (no muerdas al
guijarro, no al griego, imbécil)
Una vez ubicados en el sitio de conversación, no hables
primero, espera. El feroz inquisidor tendrá una batería de preguntas para
arrinconarte. Piensa que esas preguntas siempre son las mismas desde hace
siglos. Lo único que persigue el sujeto es quedarse conforme con su propia
conciencia, no le importa ni la hija, ni su horrenda esposa, y menos tu, lo único
que quiere es pensar que no le entregó su retoño a un pobre desgraciado como
él.
Contesta breve y conciso, no alargues las respuestas, no
te pierdas en un maremágnum de explicaciones porque seguro caerás en alguna
falta que él notará y con tus mismas palabras te llevará a tu propio funeral
amoroso. Tu sólo debes responder interrogantes que atañen a la cuestión
propiamente dicha. No te dejes enroscar por asuntos subjetivos como la política
o el fóbal. Jamás muestres tus debilidades psicológicas, que son infinitas,
habla solamente de cosas concretas.
Te preguntará: ¿Estudia? ¿Qué estudia? ¿Y eso para qué
sirve? También, por supuesto: ¿Trabaja? ¿De qué trabaja? ¿Cuánto gana? ¿Y eso
para qué sirve? Y el momento preferido de todo perverso: ¿Qué intenciones tiene
con mi hija?
No seas estúpido, no respondas la verdad. Es aquí donde
debes usar tus mañas y hablar como lo haría él. Imítalo sin que lo note. Siempre
contestarás lo que él quiere oír, nunca lo que tu piensas.
En la parte final, si obtienes una respuesta favorable,
te sentirás aliviado, pero con los años te recordarás a ti mismo como el mas
ganso de los mortales. El hombre se pondrá de pie y mirándote con los ojos
humedecidos, te abrazará como a un hijo. La vieja insoportable saltará desde
adentro de un mueble sollozando y llenando de mocos a tu novia. El fastidioso
pequeño, tu cuñado, no dejará de gritar: cuando comemos! Mientras tu novia y
tu, se mirarán como desde otro mundo, intuyendo ya una sin salida, algo asi
como una derrota previa, como un futuro por demás horrendo.
Pero si resultas rechazado, hoy no lo verás como una
victoria, aunque definitivamente, lo sea.
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