sábado, 15 de septiembre de 2012

Revista Cultural “Pindonga y Recuerdos

Sección “La vida es dura y si le pegás es peor”

Cuando un amante de la cocina despliega su imaginación, puede alcanzar el rango de los dioses. Salvo por una causa molesta que impide tal acceso: Los mangueros de recetas.
Cuando presentas en una reunión, una comida inventada por ti mismo, exótica o al menos, originalísima, y lo comentas profiriendo un simple: “Esta es la ensalada SARALEGUI”, inmediatamente aparecerán estos aprovechadores del talento ajeno.

Podríamos dividirlos en tres tipos:
A – El fanfarrón: Es quien te pedirá la receta que luego presentará la semana siguiente en una reunión a la que no serás invitado y en la que, tras el rotundo éxito obtenido, exclamará: Esta es una receta que se me ocurrió en una inspirada noche de ocio creativo, la semana pasada.
B – El sentimental: Es quien te pedirá la receta que luego presentará la semana siguiente en una reunión a la que no serás invitado y en la que, tras el rotundo éxito obtenido, con ceño fruncido, ojos humedecidos y voz temblorosa, dirá: Esta es la receta que mi amada abuelita me preparaba en la infancia.
C – El superado: Es quien te pedirá la receta que luego presentará la semana siguiente en una reunión a la que no serás invitado, pero como es jodido, no hará la receta tal como se la diste sino que pondrá cosas que ni mencionaste y quitará otras que para ti son elementales. Al percibir en el rostro asqueado de los comensales que se ha equivocado rotundamente dirá: “Esta es la ensalada SARALEGUI”.

 Monsieur SARALEGUI .