Durante la semana pasada, en el mas
absoluto secreto, finalmente, Jean Vecchi Le Peduche, contrajo nupcias con la
Pelusa. Como el casorio fue por imposición de la familia de la desposada,
nuestro querido amigo tuvo que pedir, de apuro, un traje prestado. Claro, esto
se notó. La breve y sentida ceremonia se llevó a cabo en la Basílica de Nuestra
Señora del Bravo Suspiro, ante la algarabía de Los Desarrapados de la Ochava,
que en cada amén, gritaban ¡Bravo! y daban furiosas pataditas en el suelo. No
faltaron ni el viejo TORREJONA, cargando sus pesadas y célebres almorranas, ni
los de la Comisión Directiva del Club La Pereza, que no hicieron otra cosa que
dormir en los bancos del fondo. La música ambiental estuvo a cargo del loco
Manos Crueles, pero como no sabe tocar el órgano, se limitó a acompañar con sus
maracas, el tambor de pie y esa cosa que se pone en la boca y larga un ruido
atroz. Tampoco faltaron las Murmuradoras del Recoveco, organizadas como siempre,
en pequeños grupos repartidos por todo el templo. No se puede dejar de
destacar, la presencia de Doña Catalina la costurera, autora del muy comentado
vestido de la novia, que según algunos parecía la linterna de Lucifer. Al
finalizar, el matrimonio corrió por el atrio en círculos, para evitar la lluvia
de manices que, a falta de arroces, había llevado BENAVIDES, el quiosquero,
Como era de esperar, la familia del
novio, no fue.
(Para la Revista Cultural "Pindonga y Recuerdos")
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